viernes, 30 de enero de 2015

Tropezones del pensamiento IV

Tropezones del pensamiento
Justificaciones de tesis: Experiencia

Descubrí, al hacer el trabajo, cosas que superan por mucho al resultado escrito de lo que se ha reflexionado. Durante este largo proceso de escribir una tesis he llegado a observar cómo trabajo. Me he reconocido organizándome para realizar actividades, veo algunos patrones y “procederes” que se conjugan creando una verdadera maravilla. No es que yo sea una maravilla, es más bien que lo que he observado me ha maravillado: me ha maravillado la gran cantidad de cosas que son el producto de experiencias pasadas, la forma en que hago claves para que al transcribir haya una primera redacción que relacione lo que escribo con lo que integro, cómo esto es producto de más de un año trabajando en el mismo proyecto, y además el resultado de todos los años de carrera en la que hice trabajos.
Detrás de esa manifestación de una conducta (lo cual es maravilloso) hay muchos factores que intervienen: poner música, transcribir hasta la madrugada, usar plumas de colores (terminarse las plumas), lectura y relectura, utilización de mucho papel (que si no fuera reutilizado me carcomería aún más la conciencia), diccionario de sinónimos, etc.
He revisado cómo me han surgido problemas de investigación a los que nunca antes me había enfrentado del modo en que ahora tuve que resolver: agregar información de un texto anterior con un sentido particular a un nuevo texto con otro sentido pero que tenía que rescatar gran parte del primer trabajo, variar la reflexión para corregir los grandes trampas de la abstracción en las que había caído, sin la certeza de no estar cayendo nuevamente.
La preocupación de que el trabajo de tesis no sólo fuera un documento que al terminar se quedara en un mero trámite administrativo, sino una reflexión lo suficientemente cuidada para que fuera más cercano a las personas que conozco (quizás también a desconocidos) que pueden estar interesadas en el tema y que escribirlo de modo complicado dificultaría esta idea que me parece nos puede ayudar a nuestra labor como educadores y educandos. Posibilitó que lograra rescatar un pequeño borrador de un cierto tipo de dinámica que podría implementar en caso de dar un curso en el que haya posibilidad y necesidad de redactar documentos para inspeccionar cualquier información; para lograr desarrollar habilidades que en mi caso hubieran sido de gran ayuda y que al mismo tiempo permita observar la organización que se tiene para conseguir desarrollar el trabajo y la exploración de herramientas, a modo de volverlas evidentes para usarlas en la organización que a cada uno le funcione, creando y modificando lo que se vaya descubriendo.
El trabajo de tesis sobrepasa las diversas ideas que tenemos al respecto, y observar esto es una de las maravillas de hacer la tesis. Independientemente de lo que suceda en una perspectiva a futuro, lo que en realidad sucede es la creación constante de experiencia.

La experiencia de la tesis.

Sociologización educativa
Revolución Fantástica

jueves, 29 de enero de 2015

Senderos de Paraponeras VI

Senderos de Paraponeras
Abejas y avispas

Durante varios días la situación del país que se manifiesta en las noticias parece ser como un gran enjambre de abejas que zumba y rezumaba en el perímetro de su colmena, colmena desorientada y molesta. Pareciera existir un ambiente de caos, con información cruzada, con enfrentamientos de partidos, con alianzas de maestros y más maestros (herederos de un sindicato vacío) con inestabilidad en la universidad, con bodas controversiales; es un gran escándalo que irrita y que confunde, que se alimenta con atentados, con enfrentamientos franceses liberales, con elecciones fraudulentas venezolanas… y el ruido aumenta, se confunden los sonidos, se levanta un panorama de caos sin fronteras. Y con eso la imagen construida como respuesta pretende clarificar todo este lío, los músculos del poder se presentan como los guardianes de la colmena, los generadores de espacios que permitan que todos se acomoden de acuerdo a los designios establecidos del desorden aparente, orden tirano que se resguarda tras rifles y carros antimotines, cárceles que se mueven sobre ruedas que salpican sangre y criminalidad profesional; el poder de los que nos explotan saca sus músculos, operativos que sitian por igual manifestantes y terroristas, como si ellos fueran los escandalosos, como si siempre el escándalo viniera de los silenciados, como si sus bodas que toman pueblos no fuera violentar la autonomía; muestran músculos que golpean a esas abejas dispersas pero que dejan abierto el ataque de las avispas, avispas gobernantes, avispas empresarios, porque al final son músculos mercenarios, porque las avispas le temen a los músculos de los de abajo, de las abejas: les hace ruido, tanto que necesitan a sus mercenarios. Pretenden que el ruido que ellos –los que se han robado el poder que nos pertenece, los hediondos poderosos–, generan pase desapercibido y se confunda con las injusticias que ellos han orquestado, con las reacciones que deben de golpear porque si no serán derribados. Ellos: los asesinos, pretenden que su silenciamiento sea el legítimo para que puedan seguir con su escándalo abrasivo. Ellos: los ruidosos, quieren nuestro silencio y mandan músculos para callarnos. Ellos los matabosques, los ponzoñosos, los explotadores, los de la lógica absurda empresarial, muestran constantemente sus músculos para intimidarnos, ellos son los que buscan la guerra.
Las avispas nos mandan avispas para controlar la colmena, colmena de abejas, las mandan para enajenarnos de nuestro ruido y robarse nuestro trabajo, el de toda la colmena. Las avispas: insectos individuales que niegan su proceso evolutivo que las haría hormigas sociales, que atacan a las comunidades abejas, avispas que matan, y matan, y matan… y siguen matando.
Y ante este escándalo nuestro, propio del que nos quieren enemistar, sólo existe un medio para la colmena, el medio de las abejas contra las avispas, ese caos nuestro, esos músculos caóticos, ese caos que asfixia.

24 abril 2013



Del comienzo al no me acuerdo III

Del comienzo al no me acuerdo
Caparazones de juglares

–Cuento cosas; venid pequeños y grandes, cuento cosas desde lo más profundo del pensamiento. ¡venid venid, y dejadse ser cuenteados!– a gritos se anuncian los caparazones juglares
–Cuéntame–. Pidió la saltarina danzante de ojos verdes.
–Existe un mundo escondido a nuestros ojos: mientras divisamos formas y colores extendidos por todas partes nos quedamos en la imagen de lo que hemos observado narrándonoslo de múltiples maneras, y al hacerlo se nos escapa detenernos a descansar en lo que está sucediendo. Mientras me la cuenteo notará que su mirar se irá perdiendo en la mirada atenta de lo que la rodea, podrá mirar, por ejemplo, que ciertos mosquitos no vuelan directamente hacia su oreja, esa era una percepción auditiva; esos ciertos mosquitos están volando como si usted caminara, su plano de dirección es un constante espacio de tres dimensiones y no dos como la nuestra, estos mosquitos se suelen dejar caer en las paredes, en la mesa, en nuestras caras y cabellos, en la mochila, pareciera que su vuelo es sólo un desliz de su aterrizaje, pero no, esa es la percepción del tacto. Cuando los vemos, estos ciertos, vuelan como pelusas flotantes en el aire líquido, como semillitas súper peludas que disfrutan jugando con la gravedad y los tantos elementos que producen un vuelo que nos permite contemplar esa maravilla de la vista. Cuando vea volar así al mosquito verá que se puede jugar con él, tener su mano cerca de su vuelo, atraparlo y soltarlo, ver su destreza siguiendo su movimiento. A veces pasa que cuando anda correteándolo en su vuelo su mente está concentrada en el mosquito y no lo juzga, no lo ataca, sólo juega. Hay que decirlo, sus patas largas que pueden caminar sobre el agua sólida son igualitas a las suyas, pequeña chicuela pecosa.– soltó entre gestos y cantos el juglar.
–¡Otro!, ¡otro! –se oyó decir al abogado corpulento. Hacía tanto sin verlo.
–Basta con imaginar –comenzó este caparazón cantante– el ambiente que relato desde los recursos que tengan a la mano, pues dicen que de noche salen de los caños y huecos del baño unos escarabajos cafés, cucarachas aladas, con antenas y patas pares. Mientras tropezamos entre la oscuridad de las tinieblas, ellas pasean por los techos y paredes como si fuera un día soleado, avanzan agitando sus largas antenas para orientarse de un modo adecuado. Sin embargo cuando son sorprendidas por un súbito rayo de luz que permanece encendido su concentración está dirigida a la percepción que se ha desatado: gritos y chillidos (vibraciones) de meadores nocturnos que desesperados por quién sabe qué razones sienten una necesidad de aplastar a estos bichos cotidianos. 
Pero atención, es necesario ponerse en el lugar del cuarto de baño para comprender que constantemente hay múltiples bichos caminando, o arrastrándose por todos lados, que esos olores y desechos en descomposición representan un llamativo festín rico en nutrientes para una multitud de animales y bacterias que acuden gustosos a merendar lo que les otorgamos. Basta tener la paciencia de los excusados para contemplar que lo oculto a nuestros ojos es en realidad el flujo eterno que nos mantiene conectados al mundo. El que no caga está muerto. Así, estos bichos –que no sólo se alimentan de nuestras heces– recorren sin prisa toda la casa, se instalan en la cocina y devoran lo que, en nuestra parca habilidad para la limpieza, dejamos desperdigado.– Con cara de importante seriedad, continuó cantando. –Aquí se presenta, mis estimados cuenteados, el quid del asunto: resulta inverosímil observar las reacciones de miedo y asco que estos bellos artrópodos provocan en las gargantas y cerebros de tantas personas, esta absurda necesidad inmediata de asesinarlos a zapatazos y cerrar los ojos al depositar el cadáver en la basura (como si eso no atrajera más bichos); y entonces surgen las preguntas, oh pequeños amiguitos: ¿qué es lo que hace asqueroso o temible al escarabajo?, ¿será acaso que sus colores no son verdes relucientes como si de colibríes habláramos?, ¿es acaso que no tiene un cuerpo lanudo como tantos mamíferos?, ¿o será que sus patas se hunden (gran mentira) en los desechos? 
Alto, alto mis imaginativos compañeros y compañeras, deteneos un momento y observad que en la urbe que habitamos hay una fauna constituida por palomas, cucarachas y ratones, además de perros, lombrices, hormigas, gatos, gorriones, pulgones y un largo etcétera, ¿o es que acaso pensamos que nuestra fauna también debería estar hecha de concreto, chips o metal perfectamente esterilizado?, voltead pequeños compañeros y ved que el color café de esos veloces compañeros nocturnos es un espacio perfecto para descansar su atención, que su habilidad supera nuestra carrera cotidiana, que al encender las luces la tensión se vuelve algo insostenible para nuestra continua vida estresada, que para los escarabajos un tropezón sería terrible (eso nunca les pasa), así como un mal cálculo (correr más o mantenerse quietos) ya que tienen un depredador voraz que se arroja a ellas como si su vida pendiera del asesinato– continuó su reflexión. –Si os detenéis un momento y observáis este pequeño bicho sin caer en los engaños frenéticos de vuestra mente notaréis que esa tensión desaparece, que ninguno escapa del otro y que ambos podéis seguir su camino sin que nadie ataque a nadie, vislumbraréis todos, quizás por vez primera, que en ese andar nocturno cada quien habrá estado caminando un recorrido cotidiano y que en el sendero, como lo hacen los montañistas, se encuentran más caminantes, os podréis saludar cortésmente permitiendo que ambos hagáis lo que se hace todas las noches: unos dormir, otros deambular por la casa, caños, rincones, calles y jardines. 
Por las inmensas nubes, es seguro que esta sonrisa de satisfacción que vosotros tenéis se parece a la satisfacción que tienen las cucarachas al llenar su panza y mantenerse tranquilas en las paredes de vuestras casas.– Concluyó con una gran sonrisa. 

Caparazones juglares
3 julio 2014



lunes, 19 de enero de 2015

Descansar con las estrellas

Descansar con las estrellas.

Se arropan las palabras,
entre las cobijas de tus orejas.
Se mecen las ideas
en la hamaca de tus experiencias.

La hoguera de tus ojos
es cálida como el sol naciente
y abraza al agotado
en su oscura
leña ardiente.

Se duerme profundamente
en la sonrisa de tus labios
es cuna que repara
meciendo cualquier cansancio.

Las sombras de la noche no asustan
cuando en compañía se cantan
lecciones cariñosas,
y aletean odas
de comunidad y comprensión
con pala
bras mariposas.

Se oye recitar al viento
verdades afe
ctuosas:
E
n el universo descansan

tortugas y nebulosas.

Caparazones juglares
Nebulosas australes

Bienvenida en el paraíso

Bienvenida en el paraíso

Nos burbujea la sensación de brotar del suelo
agüita exquisita de manantial,
escapista del vientre de la tierra.
feliz compañía de los viajeros sedientos.

Nos espuma la alegría de revolver las olas
en sonidos continuos de besos costeros.
Cobija de tortugas nacientes,
sábana cálida del horizonte.

Nos humea la risa de volcanes
consumiendo la piel de laderas:
regalo en ígnea transformación que nos recuerda 
las infinitas facciones de la tierra.

Estamos presentes en la nulidad de la nada.
somos la totalidad del todo,
la conjunción del conjunto,
la existencia que existe.

Nos miro las manos de cielo
que comparten las piernas del vuelo.
No somos objetos aislados que se contemplan
sino unidad absoluta que se da cuenta.

Somos los campos recubiertos de hierbas,
que como las patronas entregan semillas
a las aves, incansables migrantes;
a los millones de antílopes peregrinos.

Somos los ríos llenos de peces,
de pulgas de agua y renacuajos.
Desiertos arenosos ardientemente helados
cuevas oscuras rebosantes de vida.

La liberación es esa sopa tibia
que se toma cuando se está resfriado;
la fogata que calienta la vida
después de andar perdido en la nieve.

La experiencia
de la liberación
es muy sabrosa
cuando se prueba.

Caparazones juglares