martes, 29 de julio de 2014

Andadas del pensamiento V

Andadas del pensamiento
Avances de tesis: Pausa

Llevaba semanas sin poder dormir, la situación que en un principio era desesperada poco a poco había llegado a constituir una rutina que se reducía a la dinámica diaria de la galera.
Durante el trayecto se convidaron los astros con las olas, las nubes con los truenos y el escorbuto con el alcohol; las relaciones a bordo se habían tensionado al límite, el motín era una presencia que rondaba la embarcación: la respuesta tenía que ser clara o la rabia contenida explotaría hasta las últimas consecuencias.
La empresa, avalada por toda la tripulación, era grande, era la primera de tal envergadura. Sin embargo nadie se imaginó todo lo que hasta ahora había sucedido. Ahora, después de tan largo trayecto, se encontraban en una situación que requería de la presteza del elegido como capitán, presteza que se encontraba en entredicho debido a la única orden con la que contaban todos a bordo desde hacía más de dos meses: Mientras esperamos, haremos una pausa.
La cuestión que se debatía en murmullos día con día era sobre sí aquel proyecto llegaría a buen término y cómo. Ninguno se había embarcado para no lograrlo; mas, durante tan largo transcurso, muchos ánimos encendidos eran ahora una cama de hastío y aburrimiento que enrarecía el ambiente. Los largos debates se veían interrumpidos momentáneamente por la falta de interés, o por algún nuevo suceso que requería de la premura de varios de los tripulantes.
Y en la cubierta, o en su camarote, o en la bodega, o donde quiera que estuviera, el capitán esperaba. La operación requería la respuesta de muchas interrogantes que habían ido apareciendo durante el trayecto que se vinculaban al fundamento principal por el cual se echaron al mar. No sabía cómo continuar con la última etapa.
A pesar de los arrebatos de impaciencia que se daban en el barco exigiendo claridad en el asalto a la ciudad, localizada a más distancia de la calculada, el silencio absoluto reducía la necesidad de respuesta a la confusión de la pregunta. Si bien el capitán no sabía que hacer, tampoco ningún tripulante lo tenía claro.
Observar entonces la rutina se convirtió en una tarea permanente; en ella se fueron conociendo los tripulantes más a fondo, buscaron la manera de no destruirse entre ellos, de aclarar los objetivos del viaje, las realidades bajo las ilusiones, la forma de organizarse y comprenderse. La importancia de lo que se estaba haciendo.
Ahora, entre rumores y tímidas euforias, se habían divisado las primeras señales que mostraban elementos necesarios para completar el plan de acción. Así poco a poco los tripulantes comienzan a sacudirse tanta rutina para hacer efectivo el descanso, para optimizar sus fuerzas, para aventarse a otra parte de la aventura que, a la postre, será considerado como un punto intermedio o uno final, pero que incluirá una orden tan poderosa que engrandecerá el arrojo de la tripulación donde las únicas dos salidas serán la victoria o la muerte. El capitán, elegido por unanimidad debido a su determinación inclemente, gritará al despuntar el alba: en marcha, quemad las naves.

Re-educación sociológica
Revolución Fantástica



Del comienzo al no me acuerdo II

Del comienzo al no me acuerdo
Enojo

Disculpa, disculpa; no me gusta cuando me enojo. Pero he aprendido a disfrutarlo tanto que desaparecen las fronteras entre lo que sucede y lo que creo que está ocurriendo. Me convierto en una hiena peleando contra leones por un gamo destripado. Soy el ave celosa de sus crías, que sacando el pecho picotea a quien se acerca al nido.
Disculpa, por favor disculpa. No me controlo al enojarme, estoy inmerso en el sentimiento como icebergs en el gran océano, como troncos cayendo por cataratas, como nutrías o focas.
Disculpa, de verdad disculpa; ¿acaso la dinamita no estalla cuando la chispa llega hasta su profundidad explosiva?, ¿acaso el volcán elige la cantidad de cenizas lanzada?, ¿acaso el relámpago se frena antes de calcinar al ancestral abeto?
Disculpa, corazón disculpa. A veces me molesto y reviento, pero a veces, no te digo que todo el tiempo, sólo a veces, algunas veces, antes de convertirme en torito de feria de pueblo, antes de incendiar casas y conventos, me doy cuenta, respiro y observo.

Caparazones juglares

Senderos de Paraponeras IX

Senderos de Paraponeras
Palabras

Han de saber, estimados seres irracionales, que la utilización que hacemos de las palabras ha ido desprendiéndose de nuestra realidad inmediata. Pocos de nosotros vemos vísceras al escribir la palabra, no conozco la materialización de la aspereza del encierro, ni la vida incendiaria del pelotón. He de decirte pequeño compañero insecto que eso no quiere decir que la gran mayoría de las palabras no representen o bien algo físicamente perceptible, o bien inmensamente interpretado y re-construido en una maquinación interna que nos persigue en forma de palabras, imágenes y otras tantas sensaciones que nacen desde algo que entre todos compartimos y que por eso es posible reconocer.
Han de saber aves y lagartijas, que ahora mismo este pequeño discurso no está sucediendo, que es un invento que hemos ido fijando a partir de imágenes que simbolizan sonidos y significados, éstos han sido aprendidos y enseñados por mucho tiempo, son una especie de arcilla que puede ser modelada, cómo si de hormigueros se tratara, o templos o vasos.
Creo que ustedes han de saber esto y otras cosas sin tener que pasar por estos laberintos desconcertantes. Creo, y sólo lo creo, que únicamente los confundidos escriben.


17 julio 2014

Senderos de Paraponeras VIII

Senderos de Paraponeras
...

... y a todo esto ¿quién soy? y ¿para qué estoy acá?; o quizás distinto: ¿qué soy?, ¿de qué se trata todo esto?
No sé, pero sin darme cuenta algo en mí ha muerto. Me impresiona el duelo que le ha seguido sin darme cuenta. Qué importa saber quién es uno si no sabe para qué es uno. Uno se pierde en el duelo de lo que "se le murió"; ¿qué sería la vida sin la muerte?
No soy quién, soy qué.


18 junio 2014

Brotarán de la tierra

Brotarán de la tierra

Germinarán los pies para destrozar el suelo de concreto,
germinarán con callos, nudos de madera en crecimiento.
Germinarán los troncos con el tiempo,
en danzas verdes con el viento.

Germinarán aladas orugas, vainas, pájaros, ardillas e insectos;

corazón calmado, uno en movimiento.
Germinará la
tierra dando nutritivos suelos,

compartiendo semillas, hierba, frutas: todo tipo de alimento.

1 junio 14

sábado, 24 de mayo de 2014

Del comienzo al no me acuerdo I

Del comienzo al no me acuerdo

La pregunta básica

Queda tanto por hacer y tan poco tiempo.

¿qué ha cambiado ahora?,
¿acaso eran sueños derramados de una olla hirviendo?
incesantes combinaciones de sonidos y aromas,
de líquido sobre la madera de hoguera.
Y se hizo el tiempo,
como piel de borrego.
con surcos afelpados
lanudos y piojosos.
Y el tiempo hizo
ruidos y sonidos,
hablando exigiendo:
escúchenlo bien
callando escuchando:
¡siempre!

queda tanto por hacer...
la maraña de ideas, saberes y sentimientos
me han pasado por el cuerpo
¿qué era eso que buscaba?
¿tanto me complicaba?
hay que reconocer
la absurda complicación
que complica el final del cuento
para cambiarlo al flujo del encuentro:
es simplemente ser niños.

Y tan poco tiempo
ha pasado.
Es pasado que te ha narrado,
en sonidos, formas, colores,
sabores, dolores y cuentos
de marañas de ideas, saberes y sentimientos:
"ya estás aquí, inmediatamante,
cuando notas que te fuiste";
te acuestas, sonríes...
y ha pasado tan poco tiempo.


Caparazones juglares

Tropezones del pensamiento III

Tropezones del pensamiento
Justificaciones de tesis: El problema


Hace años, cuando aún no entraba a la universidad, era otro: tenía diferentes complejos, buscaba cosas distintas, me preocupaba por ciertas cosas y tenía una construcción personal específica modelada por mis condiciones inmediatas. Durante ese periodo existía una necesidad desenfrenada de comprender todo, tanto a mí mismo como al mundo; era una bestia sedienta de saberes que me permitieran acomodar mi realidad desordenada. En esos momentos mi visión del mundo se limitaba a mi ciudad natal, a la misma escuela a la que había asistido durante toda mi vida, lugar jesuita y adinerado. A mis actividades rutinarias de fin de semana y a mis inseparables libros.
Dentro de esa, mi corta vida, había sucedido una coyuntura importante que me presentó una cara de la moneda que no me había imaginado: el mundo está construido con base en una profunda desigualdad a causa de una explotación brutal. Me enojé. Me enojé mucho. Sin embargo sabía poco, y tenía una estrategia de sobrevivencia adolescente brutalmente presente: el mundo, como ahora, me sobrepasaba.
Después de una serie de situaciones resultó que estudiaría sociología. Dos razones eran las principales, otras las secundarias: me gustaba leer, me quería salir de mi ciudad, necesitaba saber, andaba ansioso, me carcomía la urgencia, etc. Sin embargo esas dos causas principales fueron y son fuertes. Recuerdo claramente como anoté en una libreta algo que me persigue a la fecha: no olvides por que decidiste estudiar sociología.
A lo largo de la carrera noté como existen distintas discusiones en múltiples espacios y con diversos fines; revise tendencias, comparé discursos, me clavé en varias cosas, me jalaron esas cosas, me volví loco, me regresé a la cordura, me molesté, me di de topes, comprendía, me confundía, me convencí y también me observé equivocado, me enmarañé en ese gran océano. Sigo haciéndolo. Sin embargo esas dos razones principales siguen siendo los puntos de referencia para dirigir el bajel. Han habido noches de todo: tormentosas, nubladas, claras, lejanas, varadas.
Ahora mismo me acuerdo, como otras veces, de esa anotación en la libreta: no olvides por que decidiste estudiar esto; lo recuerdo porque observo como lo que me está impidiendo avanzar en mi trabajo de tesis es una pelea que se ha profundizado, me irrita tener que cumplir con una limitación discursiva de la disciplina, que se manifiestan con una separación brutal entre la expectativa y el proceso construido. Parece que estoy olvidando por que decidí estudiar esto, se me olvida por las prisas y las confusiones. Pero como dicen en el grupo de meditación: cuando te das cuenta que estás perdido ya estás de vuelta.
Veo que son dos objetivos fuertes y que hacen un combo importante: buscar las razones que permitan comprender lo que pasa: tanto social como personal, y la segunda, que viene con una fuerza constante, ¿qué hay que hacer para transformar esta realidad?

Sociologización educativa
Revolución Fantástica

martes, 13 de mayo de 2014

Mientras tenga ojos

Mientras tenga ojos


Hoy te miré largo rato por la ventana, tus hombros parecían botones de flores listos para cantar sueños de polen, eran la cuna del néctar en donde la existencia de la vida manifiesta los colores más entrañables que se han observado; se movían al compás de tus pasos: tambores danzarines en la tierra fértil, criadero de uñas y cosquillas.

Te miré pausado, respirando tu mirada compuesta de cejas y lunares, de ojos estremecedores, de sonrisa permanente. Te miré acá adentro, bajo los cabellos enredados, entre la coraza de costillas; te miré mirándome con una distracción que me enternece los enojos, que acaricia mis temores.
Te miré de lejitos para que no lo notaras, como quien se esconde de sus carceleros, como quien protege su vida ocultándose.
Sabes, me gustó mirar tu cabello oscuro sobre la espalda; me gusta mucho que mis ojos puedan ver, que mi cuerpo sienta, que mi respiración se modifique; me recuerda varias lecciones que he aprendido.
Así mientras te miraba galopó sobre el desierto de mis labios una estampida de alegría. Te la obsequio con todo el cariño que conozco.

Nebulosas Australes

lunes, 28 de abril de 2014

Andadas del pensamiento IV

Andadas del pensamiento
Avances de tesis: Prueba de resistencia


Viene andando la carreta desde lejos, sus ruedas han golpeado tierra, piedras, hoyos encharcados y hierbajos que crecen constantemente entre toda grieta que aparece; viene la carreta llena de polvo y mercancía, con su conductor concentrado: pensador del viento, evidencia del cielo y las nubes, compañero de los bueyes que paso a paso avanzan por el camino. Viene andando la carreta desde lejos con su tiempo avanzado, sorteando los laberintos del camino para llegar a su destino, andando sin saber si llegará a tiempo, sin tener una noción clara de qué ocurrirá durante su trayecto, de qué cambios se darán durante su traqueteo constante.

Es esa carreta una con su viaje, con los paisajes que se encuentra, con los sonidos destartalados que retumban a cada paso, salió sin saber bien a bien qué se va construyendo.
Su historia se puede rastrear a tiempos, en secuencias inventadas por segmentos de viaje articulados, ha andado diversas travesías y siempre es diferente. En esta ocasión la carreta se lanzó a un viaje largo con escalas sin definir, a merced del camino. Comenzó acomodada de un modo para así conseguir llevar todo mientras avanzaba, descubriendo poco a poco cómo ese acomodo fue reconfigurándose constantemente de acuerdo a las necesidades que se presentaron, desde la ruptura del eje hasta las paradas para que los bueyes bebieran agua en el abrevadero, con el intercambio de mercancías, con la necesidad de cambiar productos para la alimentación del conductor. Trasnochadas a la interperie, lluvias y fogatas, reacomodo de le elementos para que dejaran de sonar tanto, o para impedir abolladuras.
Viene así la carreta observado sus aprendizajes, Descubriendo cómo ha tenido diferentes elecciones que le han dificultado o acelerado su andar, que le muestran cómo es que detalles que no fueron observados desde el principio son sumamente importantes ahora que ha recorrido gran parte del camino, pues se huele la brisa del mar que indica la cercanía con el puerto donde habrá que finalizar su viaje. Viene conociendo y reconstruyendo sus dinámicas permanentes, confrontándose a los saberes que tenía construidos de tiempo atrás, curiosa inocente; clarificando confusiones, ahondando en unas, rebasado por otras; y sigue andando, rodando sobre sus ruedas reforzadas, con pulgas en sus bueyes, con sudores y cansancio. Rodeando lo incomprensible. Envuelta en sus experiencias que sólo fueron posibles al hacerse experiencias.
El cansancio, el desgaste es grande, y sigue, sigue avanzando, hasta saber que ha terminado. Requiere detenerse para terminar de acomodar todo, para mostrarse fresca en su arribo. sabe que aún le faltan millas largas y complicadas y, a pesar de haber realizado gran parte del recorrido aún es necesario concluir con todo ordenado. Sólo queda hacerlo, continuar resistiendo hasta conseguirlo.
Ahora después de observar cosas que necesita es momento de hacer un alto en el camino y dejar todo listo. Suena difícil, pero el camino ha entregado conocimientos que permiten que todo pueda amoldarse a pesar de la falta de claridad que hubo en un principio. Suena, suena la carreta, canta procesos interactivos.

Re-educación sociológica
Revolución Fantástica

jueves, 10 de abril de 2014

Tropezones del pensamiento II

Tropezones del pensamiento
Justificaciones de tesis: Correr


¿Cómo iba a saber que desembocaría en este canal tan agitado? Cuando decidí entrar a correr no tenía la más mínima idea de todo lo que provocaría en mí. Después de salir de la secundaria estaba dispuesto a clavarme en un deporte, o bueno, entrenarlo. Llevaba tiempo viendo con ojos raros al Futbol, el Basket me interesaba pero en mis intentos de la secundaria vi que era imposible, el Voley pues no sé, nunca le entendí demasiado, y me metí a correr. En las primeras semanas decidí que era momento de hablar con la entrenadora y decirle que quería entrar. Así fue. Recuerdo de manera aglutinante diversos momentos en mi trayectoria de atleta, demasiados como para seguir a cada uno y describirlo; tan importantes como para dibujar la línea que me lleva a recordar tanto.

Se volvió significativo correr, sus términos, las interacciones, la organización necesaria para mantener la decisión, la crítica al Fut desde una práctica activa, la conformación que apoyaba las diferentes ideas que se estaban regando y crecían, todo eso se volvió significativo. Aprendí a combinar mi esfuerzo en la forma de correr con lo que hacía, a convencerme de que lo que estaba haciendo era lo indicado y que debía comprometerme. Al paso de los años decidí abandonar el deporte, luego de haberlo retomado en la universidad con un entrenamiento cada vez más exigente. No lo abandoné por que fuera muy pesado, sino porque mentalmente tenía tantos significados que me pesaban tanto que me sentía abrumado ante el "gran encorvamiento" de la espalda. Estaba muy triste.
Sin embargo, cuando comencé a entrenar Rugby me di cuenta que la motivación al entrenar era una red que si bien se había interrumpido no estaba del todo modificada, sino que tenía refuerzos que aún ahora, a veces, me son imperceptibles (otros aún no deben de existir). De nuevo lo abandoné por las cargas mentales. Estaba devastado.
Ahora observo cómo en sueños regreso a saludar con gusto a mi entrenadora de la prepa -por varias razones que observo y otras que no percibo-, me observo en los salones de esos edificios que representaron un calvario exagerado para mi imaginación preparatoriana, y una realidad muy ruda para mi realidad en esa época. Observo entonces cómo correr además de todas las construcciones fue también el espacio donde pude acomodarme, guarecerme ante las embestidas del enfrentamiento al que me había aventado. Años después cuando empezó la caminata de las campanas vagabundas seguía notándose cómo el "un poco más", "échale, ¡ándale, ándale!" me hacía terminar la ruta, recién ahora, en un asunto que no es de movimiento de piernas sino de danza de dedos sobre el teclado para terminar un proyecto que ya está encarrerado, arrojo analogías de cerrar en una carrera donde si empiezas rápido debes ir acelerando a modo de explotar al final. Me contemplo como un sujeto en entrenamiento constante, buscando encaminar ese entrenamiento para lograr propósitos y aguantes. Resulta que correr fue muy, muy importante. Ahora estoy aprendiendo a trabajar con mi mente.


Sociologización educativa
Revolución Fantástica

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tropezones del pensamiento I



Tropezones del pensamiento
Justificaciones de tesis: Enfrentamiento



Regresé de la oficina del director, sabiéndome con más tiempo para preparar mi respuesta; esperé afuera del salón mientras contemplaba cómo mi asesora insistía enérgicamente sobre un punto que apenas se comprendía a todos mis compañeros de clase. Cuando salió, observó que estaba sonriendo, no se preguntó por qué (sólo una respuesta en forma de sonrisa a algún estudiante del aula de a lado donde manifestaba que efectivamente había un pedo. Lo comprobó pronto) y arremetió con furia ante mi actuación nada arrepentida: -... pero óyeme bien, o te vas tú, o me voy yo-; sonreí y pensé -yo no me voy.
No me fui, ella tampoco. Estuvimos en constante tensión hasta que no volvimos a vernos.
Años más tarde, mi hermano menor me comentó: -logramos que se fuera. Todo el grupo la desesperó y ya no está en la escuela-.
Al final ambos nos fuimos. Me pregunto si sonreiría como yo en caso de acordarse.


Sociologización educativa
Revolución Fantástica

martes, 11 de febrero de 2014

Andadas del pensamiento III

Andadas del pensamiento
Avances de tesis: Regresiones


Me volví muy aferrado, desde los quince me anclé a mi definición, al fuerte desde el que podía defenderme. Atrincherado con todos los recursos que sentí necesarios. Con eso soporte algunas batallas, creando toda una estrategia de ataque fundamentada en una distinción que al principio no fue nada clara: Los gritos asustaban al enemigo, ahuyentaban el valor de los atacantes, de los atacados.

Cuando la superstición desapareció en las nuevas flotas que llegaron, la estrategia centrada en gritos desapareció como roca hundida en el océano; se separó en sus entrañas mismas mostrándose descubierta: la distinción del grito hecho silencio. Hubo que recapitular.
Cuando se revuelve el mar -las olas vueltas rodillos que empujan y jalan la arena- suceden cosas que se metamorfosean en todo; así la comprensión de la explicación no se pierde en ruidos de ataque, sino que se envuelve en la profundidad de la representación, en el centro de la rueda: la transición, siguiendo al pedagogo brasileño, es un avance irrefrenable, en el que se presentan una serie de situaciones que deben comprenderse; así, las espirales instantáneas se dejan de confundir al mostrarse el avance impetuoso de la transición. Los retornos constantes, los experimentos que salpican, la desorientación en lo revuelto, dibujan miles de posibilidades haciéndonos regresar a la primera estrategia de combate, a los gritos desesperados, al violento pataleo.
Entonces silencio. Ante el grito desmembrado, silencio relajado; ante el deseo de hablar, la necesidad de escuchar; ante la prisa la calma, ante lo de siempre, lo de ahora -el ahora que viene y va, del ayer al mañana-; la transición al revolverse puede frenarse e ir más lento, la postura que se sabe en el mundo se inserta en el movimiento para la aceleración del todo, la aceleración conjunta desde todos y todas, para apaciguar la violencia de la tormenta, para andar todos y todas.
La revisión de lo ya construido permitió diferenciar el sendero, reconocer sus divisiones, alcanzar las direcciones, recorrer la maleza: ir conociendo el lugar donde se habita. Y así, invisible como el topo, remodelar desde adentro los aprendizajes obtenidos; o como la gaviota danzante del cielo trazar rutas aéreas, o como pulpo coloreado del océano experimentar las actuaciones, o como ratón roedor de cereales o lago o arena o como cangrejo ermitaño. Integrándose, existiendo, estando, re-estructurando. Y con la seguridad de la calma, apretar el paso. El escándalo separado convirtiéndose en tonada del entorno.

Re-educación sociológica
Revolución Fantástica

lunes, 27 de enero de 2014

Fugitivo


Fugitivo

1
Mientras los dragones observaban su imposibilidad de llegar a las estrellas, invadido de temor, el Fugitivo deambuló por las laderas de la montaña esquivando grandes precipicios hasta llegar a la llanura. La confusión en la que se encontraba debido a la revelación que había presenciado sobre la naturaleza de todas las cosas le absorbía tantas energías que su caminar se fue sumergiendo en un terreno cada vez más pantanoso, producto de la humedad salpicada por el llanto de las montañas. Las lluvias, la neblina, el clima templado apresuraba el desarrollo vegetal, permitía que la tierra se convirtiera en fango desbordado por charcos estancados, cuna de mosquitos y renacuajos. El Fugitivo fue descubriendo una maraña de ramas cada vez más espesa a medida que se alejaba de la cima: las rocas monumentales, los riscos nevados, la zona sin árboles se quedaban atrás y ahora se enfrentaba a un sendero diferente, con un aire más oxigenado, con un recuerdo que lo seguía cada que el cielo estrellado se colaba entre la sábana de hojas con las que los maestros de la calma arropaban la zona pantanosa; andando así, el Fugitivo aprendió que era imposible permanecer seco; el fango se apartaba ante sus patas para devorarlas de inmediato, se encontraba ante un silencio enrarecido, un silencio imaginario orquestado por una sinfonía de chirridos y crujidos de espectros invisibles -ocultos a su vista- que lo observaban a cada paso: sus alas golpeando las hojas, su cola estremeciendo la quietud de las aguas, sus garras cubiertas de lodo, su hambre manifiesta en las costillas que clamaban por salir de la carne. Falto de fuerzas, el Fugitivo se dejó caer en una trampa movediza que lo succionó hasta ocultarlo bajo la tierra.
2
Después de maravillarse de las alturas de la tierra, al haberlas escalado, los dragones se quedaron abrumados ante la inmensidad del cielo que escapaba del planeta: las nebulosas llenas de estrellas, cometas, luz y etcéteras se manifestaron como la belleza suprema de la creación, de la existencia del todo. Así, en la cima de la montaña, su enamoramiento por los polvos cósmicos proyectó una red entre la cumbre y el firmamento. La experiencia de lo sublime estalló cuando aparecieron las respuestas vivas recibidas desde una lejana mancha estelar, provocando el olvido de la lejanía para hundirse en una francachela de ilusión. A la ilusión se le impuso la distancia absoluta, física, descubriendo que la emoción ante lo sublime había puesto a prueba las lecciones de calma obsequiadas en el ascenso; reforzando la observación sobre la importancia de los detalles que aparecen en los deseos y las consecuencias que éstos generan.
3
Las estrellas, con sus movimientos particulares, sólo se narraban en destellos de sus proceso de creación y destrucción, eran el reflejo de la tierra. Eran un proceso vivo que seguía un andar particular. La sabiduría entregada a los dragones contenía el vacío: era el reflejo de la tierra. La totalidad del mundo se empequeñeció al ver las fronteras a las que se enfrentaba, al descubrir su diferencia en el entorno: era el reflejo del universo; reflejo de una vastedad de existencias interconectadas que narraban historias de múltiples formas sobre la existencia milenaria (mil-millonaria) de los evos. Era el reflejo de la articulación de sistemas donde todo se atraía para construir nuevas condiciones químicas de realidad. Era la vida manifestándose en la obscuridad de lo desconocido, del silencio, de lo quieto.
4
La red lanzada al espacio mostró la interacción entre múltiples montañas y volcanes, entre las nubes y los mares, interacción con ciudades y con explosivos, con tiemperos y alpinistas, con desiertos, con selvas, con hongos, con un mundo contenido en su atmósfera. Un mundo compuesto de archipiélagos que generaban nuevas atracciones, interacciones específicas, realidades constantemente diferentes. Y, como el mundo, la majestuosidad egocéntrica de los dragones fue apuñalada por la vastedad del todo, por la minuciosidad de las observaciones, por la incomprensión de la muerte y la vida, por la historia, por la evolución: por el rebuscado desarrollo que tenía la voracidad del apetito hasta llegar al extremo humano. La necesidad de actuar frente a las profundas muestras de odio destructivo que se presentaban en el mundo asfixiaron a los dragones. La comprensión de la empresa gigantesca que se estaba desarrollando implicaba apresurarse para tomar posturas frente a la realidad descubierta. Y ahí, ante la distancia insuperable con la armonía de las nebulosas, los dragones lloraron junto con las montañas.
5
Las lágrimas escurrieron por las laderas hasta llegar a los pantanos, brotaron para llegar a los mares y se evaporaron en el desierto. Las gotas de tristeza invadieron el mundo permitiendo que la tierra floreciera, que las parvadas y manadas alumbraran a su descendencia, que los carnívoros y carroñeros devoraran muerte, que las distintas temperaturas danzaran en corrientes de aire. Las lágrimas eran los dragones fugitivos que comprendieron que existían necesidades concretas por resolver antes de viajar a las nebulosas; y bajaron envueltos en llanto: hundiéndose en los pantanos, fundiéndose en las olas, explorando las nubes, consumidos por las plantas. Desapareciendo en el mundo.
6
El Fugitivo se convirtió en alimento de tortugas, obteniendo, gracias a esto, su coraza, su miedo, su hambre, su pico y sus garras; perdió nuevamente sus alas como cuando se convirtió en hormiguero, en conexiones subterráneas. Su andar fue seguido por otros fugitivos que también lloraron lágrimas de pantano, disolviéndose en reptiles milenarios para aprender la calma de la longevidad. El Fugitivo se había transformado para no ser encontrado.
7
El Fugitivo emergía de la arena, pastaba en islas, se refugiaba en desiertos e iba aprendiendo nuevas estrategias acorazadas de supervivencia, útiles en la lucha por la comprensión de la innegable interacción del todo y la necesaria actuación en relación a la naturaleza de todas las cosas.
8
Ahora, el Fugitivo -todos los dragones hechos tortugas- sobrevivirá a sus depredadores -los grandes supermercados que drenan los pantanos, los químicos vertidos en el mar, el apetito consumista insano de la cultura moderna, de la bestia neoliberal globalizada- gracias a la ilusión de seguridad que le otorga su coraza.