martes, 30 de julio de 2013

Andadas de pensamiento I

Andadas del pensamiento

Avances de tesis: Aprendizaje

Llegar a esa conclusión le presenta algunos conflictos: ¿cómo saber si lo que pensó es algo absolutamente empírico y que por lo tanto refleja un aprendizaje o, en un caso bastante molesto, si es obra del pensamiento que ya tenía antes sobre los reflejos del aprendizaje?, ¿cómo diferenciar las experiencias de los conocimientos anteriores; a los descubrimientos que ya se hicieron sobre LA -y SU, por estar de acuerdo en algunas generalidades- existencia?
Le conflictuaba que el conflicto se incrementara por ser ese el tema de lo que llevaba rato formándose en su pensamiento, lograba vislumbrar ciertos reflejos del aprendizaje en su vida cotidiana, en sí mismo, en diferentes edades, en diversas culturas, desde algunas perspectivas, y al hacerlo estaba comprendiendo: regresaban las cosas que ya había aprendido, esas que en su momento fue comprendiendo de distintos modos, ésas que le obsequiaban un colchón de conceptos y saberes en donde podían meditar sus reflexiones.
Lo que se dice del aprendizaje generalmente es cierto: repitiendo aprendemos, comprendiendo aprendemos, enseñando aprendemos, equivocándonos aprendemos, con dolor aprendemos, con nuestros viejos aprendemos, con nuestros hijos aprendemos; también sabemos que existen dos posibilidades en el aprendizaje, esto es el enseñar y el aprender (aprender sin h y con h: aprehensión, juego de palabras que en realidad es un intento de convencimiento para ampliar la comprensión del aprendizaje) y sabemos que ambas acciones pueden ser representadas por el que tiene el tener el saber y el que no lo tiene.
En ese saber el conflicto se incrementa porque le es imposible negar que al haber aprendido uno posee el saber que aprendió, y por lo tanto podría enseñarlo; le queda claro, incluso, que no sólo enseñamos lo que sabemos sino también lo que ignoramos (desde la transmisión de la ignorancia sobre si existe vida inteligente en otros planetas, hasta las conexiones que va teniendo el cerebro en ciertas etapas de la edad); que pertenece a un grupo de seres vivos que no sólo enseña durante evos enteros de evolución, sino que le es de suyo como especie -sigue confundido con esa idea de naturaleza que brota de inmediato, el salto para pensar en una segunda naturaleza es imposible debido que hay determinaciones neuronales que nos tienen plenamente condicionados para el aprendizaje y la enseñanza, y hay toneladas de información que nos indican que llevamos años haciéndolo y que por lo tanto es parte de nuestra cultura; más aún: que es una manera de crear cultura-. De ese modo la dupla de enseñanza-aprendizaje lo regresa a los conflictos: esta manera de pensar, esa repetición de lo que ha aprendido le permiten seguir aprendiendo (así como los leñadores aprenden a talar árboles mediante la repetición, como el monje aprende a distanciarse del sí mismo en la práctica, en la repetición); comprende como le va ocurriendo y al mismo tiempo aprende (así como el jugador de go aprende estrategia de juego en la medida en que vaya comprendiendo las posibilidades del tablero, como el maestro aprende al enseñar al educando, como al revisar sus apuntes aprendió sobre su pasado); esa dupla le recuerda como puede observar en distintos lugares que los esclavos aprendieron a actuar de un cierto modo ante el fuego cruzado de los látigos, de frente al insoportable hedor de la tortura.
Los burgueses enseñan y aprenden, los santos católicos enseñan y aprenden, los vagabundos aprenden y enseñan.
Reconoce el torbellino del conflicto: el fractal interminable que lo pierde en las discusiones; lo sabe porque lo ha aprendido: enfocarse en un punto te vela cualquier otra imagen, te encierra en el infinito del fractal y tratar de salirse del foco puede agrandar tanto la complejidad que el foco regresará irremediablemente encerrándote también en lo interminable del fractal.
Los recuerdos de sus saberes le representa entonces un colchón sumamente útil, ya que sobre ellos puede descansar sus asfixias de lo externo: "un gran problema en la sociología es su objeto de estudio" cobra un sentido que le es imposible negar y que ha aprendido a través de diversas enseñanzas, al grado de estar profundamente convencido de que eso es cierto. Ese colchón lo usa ahora como en su momento usó el que tenía en su infancia, cómo sus profesores lo han hecho, como los policías, los ingleses, los que llegan a leer esto.
Su primer problema reaparece arrastrando un gran conflicto porque tiene -aunque no sepa la razón de su "tener"- que considerar esta dupla en una relación de poder que aún no termina de comprender, pero que va descubriendo conforme su trabajo avanza. Tiene que mostrar claramente cuando habla de aprendizaje y cuando lo hace de enseñanza, sin olvidar la relación que existe entre ambas, que nunca se ha disuelto en lo concreto, sólo en lo abstracto.
Sería una suerte que el problema acabará ahí, pero no, él quiere lograr transmitir esto en su tesis; que el modo en que la escriba se preocupe por el juego "inocente" entre la enseñanza y el aprendizaje, que se parezca un juego entre sus páginas, narrándose, cumpliendo con requisitos aceptados, tratando de hacerlo bien, de ser crítico, de abogar por la emancipación por todos los medios.
Ha decidido avanzar lo más rápido posible pero tiene un pantano de aprendizaje que lo alentiza por dos razones: 1) un pantano complica el rápido avance y; 2) está tan maravillado con el pantano que quiere conocerlo.


Re-educación sociológica
Revolución Fantástica